Texto de la intervención de Rosa Díez, portavoz de UPyD en el Congreso, en la toma en consideración de la Proposición de Ley del Grupo Mixto (Amaiur) sobre los hechos ocurridos el 3 de marzo de 1976 en Vitoria

“ ¿Se imaginan por un instante una Euskadi en la que estuviéramos todos? ¿Una Euskadi social y culturalmente consolidada, rica en ideas, auténtica, plural?.... ”La nuestra es una comunidad mutilada que no ha podido ni puede desarrollarse plenamente porque muchos ciudadanos como Gregorio Ordoñez, Fernando Buesa, Fernando Múgica, Joxeba Pagazaurtundúa… y ochocientos cincuenta y cuatro más ya no están ni estarán nunca”… “No me parece en absoluto responsable construir una sociedad futura basada en aceptar como adversarios políticos a quienes siguen sin condenar a ETA. (…) Ni me parece en absoluto ético dar por democrático su proyecto con la excusa de que en democracia todo es defendible y sentir empatía con su cínico victimismo”… “¿Es esta la pluralidad que queremos? ¿Es esta la sociedad que vamos a ofrecer a nuestros hijos? Será tan falsa como el perdón de los etarras, como su paz, como su democracia.” Después de leerles estas palabras escritas por Ana Iríbar en enero de este mismo año no se sorprenderán ustedes si les digo que nada me provoca más repugnancia que oír hablar de derechos humanos a quienes justifican los crímenes más horrendos de nuestra historia democrática. Reclamar al Congreso surgido de la Constitución de 1978 y legitimado por el voto de los ciudadanos la condena de un episodio de brutalidad policial del fin de la dictadura (que eso es lo que sucedió en Vitoria el 3 de marzo de 1976, y no un episodio de terrorismo) implica considerar al actual Parlamento constitucional español continuador y responsable político de las aberraciones de la dictadura franquista. Su relato es el relato justificador de ETA, según el cual no hay diferencia alguna entre el franquismo y la democracia constitucional.  Repasemos la historia: En el año 1976 ETA asesinó a dieciocho personas inocentes. A los autores de estos crímenes se les aplicó la Ley de Amnistía del 77, esa que ustedes pretenden derogar con esta iniciativa, que busca legitimar retrospectivamente los crímenes de ETA contra la democracia.  También en 1976 Eugenio Etxebeste, Antton, jugó un papel determinante en el secuestro y asesinato del empresario nacionalista Ángel Berazadi; él fue la persona que pidió 200 millones por su liberación y negoció con frialdad el rescate con los dirigentes del PNV Agirre e Isasi. Berazadi apareció asesinado en una cuneta el 7 de abril del 76. Ese dirigente de ETA, al que se le aplicó la amnistía de 1977, es hoy, compañero suyo, militante de Sortu. También corría el año 1976 cuando desapareció el que fuera dirigente de ETA político militar Eduardo Moreno Bergareche, Pertur . Si quieren hacer algo decente, colaboren con la justicia para encontrar su cadáver y el de otras cinco personas, tres jóvenes gallegos, entre ellos, de cuya desaparición ETA es responsable. No tendría consecuencias penales para los autores de los crímenes, pero sus familiares podrían recuperar sus restos y cerrar esa herida.  Muchas de las víctimas de aquel 3 de marzo del 76 pertenecían a CCOO y a UGT, y a partidos ilegales democráticos y de izquierda que nada tenían que ver con las maquinaciones de ETA. De hecho, los grupos de los que luego nació Herri Batasuna en 1978, se negaban a cooperar en lo que consideraban “movidas españolistas y comunistas” (sic), y en las localidades donde tenían más influencia que en Vitoria se oponían activamente a seguir la huelga general. Por eso es particularmente repulsiva la manipulación histórica y política implícita en su PNL, que pretende negar la consecución de aquellos objetivos por los que luchaban pacíficamente las víctimas de Vitoria: amnistía, derechos democráticos y Constitución.  Después de 1976, muerto el dictador, ETA ha asesinado a más de 800 personas. Entre éstas hubo no pocos afiliados a CCOO y UGT, sindicatos que organizaron esa huelga del 76. Como por ejemplo José Luis López de Lacalle, vecino de Andoain que sufrió 5 años de cárcel bajo la dictadura por su militancia comunista, uno de los activistas vascos que participó activamente en el movimiento de lucha que desembocó en la tragedia de Vitoria. Pues bien, José Luis López de Lacalle fue asesinado por ETA el 7 de mayo de 2000 por su coherente pertenencia a los movimientos cívicos vascos contra ETA. No olvidemos que ETA se ha aplicado mucho más contra la democracia que contra la dictadura: 44 personas asesinadas durante la dictadura y 813 asesinadas contra la democracia.  Hasta la fecha no hemos visto u oído de Amaiur no ya una exigencia de juicio contra los responsables de esos crímenes, sino ni siquiera una elemental exigencia a sus asesinos para que se disuelvan incondicionalmente, colaboren al esclarecimiento de sus crímenes y pidan perdón a sus víctimas, no pocas de las cuales lucharon contra Franco primero y después contra el único movimiento que fue mucho más hostil a la democracia que al franquismo: la mal llamada “izquierda abertzale”.  Así que no se equivoquen: nosotros no somos iguales que ustedes. Ustedes están en esta Cámara y ocupan esta tribuna pero no son de los nuestros. La ley les ha permitido entrar aquí; pero su presencia entre nosotros nos recuerda cada día que las leyes no siempre se utilizan para defender la justicia. Si ETA no ha derrotado la democracia, si nosotros estamos aquí es gracias al sacrificio y al valor de muchos ciudadanos anónimos que resistieron contra la dictadura del terror; gracias a muchos guardias civiles, policías, periodistas, profesores, jueces, políticos… que fueron asesinados por defender nuestra libertad y para evitar que la estrategia del terror destruyera estas instituciones democráticas que ustedes manchan con su presencia. Por eso les digo que en tanto no renieguen de la historia de terror de ETA; en tanto no bajen la vista cuando se crucen con una víctima; en tanto no colaboren con la justicia para esclarecer los 326 crímenes de ETA que aún están pendientes, ustedes no merecerán nuestra consideración de iguales reservada para los demócratas y seguirán teniendo el mayor de nuestros desprecios.  Artículo publicado en UPyD