Varios medios rusos han reportado en la última semana sobre la detención ilegal del reconocido empresario chipriota George Philippides
Varios medios rusos han reportado en la última semana sobre la detención ilegal del reconocido empresario chipriota George Philippides, posiblemente como un mecanismo de intimidación por su calidad de testigo en juicios que involucran al magnate del aluminio Oleg Deripaska.
El Telegraf informó que Philippides fue detenido en su habitación del Ritz de Moscú y su teléfono móvil, ordenador y documentos personales y de clientes fueron confiscados; luego fue sometido a un interrogatorio de más de siete horas antes de ser liberado, gracias a la intervención de la asociación empresarial ruso-chipriota, y se le permitiera volver a su país.
La cadena de noticias Ria Novosti obtuvo confirmación de parte del Departamento de Investigaciones del Ministerio del Interior sobre esta detención, cuya versión oficial señala que el arresto se produjo en el marco de un proceso judicial que involucra a algunos de sus clientes en un supuesto caso de estafa al Banco de Moscú. Sin embargo, una fuente cercana al viceministro aseguró que el verdadero objetivo de la captura era desacreditar a Philippides ante los ojos de la justicia británica, frente a la que deberá comparecer en abril de este año como testigo en el muy sonado pleito entre el oligarca Oleg Deripaska y su antiguo socio, el empresario israelí, Michael Cherney.
Deripaska es reconocido no solamente por su éxito empresarial, sino por tener una relación muy cercana con el Kremlin, situación que ha usado en su beneficio, especialmente cuando de eludir a la justicia se trata. Por ejemplo, usó su maquinaria de amistades influyentes para negarse a ser interrogado en una investigación que la justicia española adelanta contra él por los delitos de asociación ilícita y blanqueo de capitales, obligando al fiscal y juez del caso a desplazarse hasta Moscú para poder entrevistarse con él y con el visto bueno de la fiscalía rusa lo hizo en calidad de testigo y no de imputado.
Las tretas de Deripaska para conseguir sus objetivos en las cortes de todo el mundo parecen estar enfocadas ahora al juicio que se avecina por la demanda que presentó el empresario israelí Michael Cherney en su contra, reclamando el pago del 20% de las acciones de una de las compañías de aluminio más grandes del mundo: RUSAL, una cifra que podría rondar los 4 billones de dólares.
Cherney solicitó a la justicia británica que se encargara del caso, alegando que, dadas las conexiones de Deripaska en Rusia, no podía esperar
imparcialidad de la justicia rusa. El juez Christopher Clarke consideró que había una posibilidad real de “asesinato, arresto por acusaciones falsas y la imposibilidad de tener un juicio en condiciones” si el proceso judicial se adelantaba en Rusia, por lo que decidió admitir la demanda.
No es la primera vez que Deripaska acude a oscuras maniobras para desacreditar a Cherney. En diciembre de 2011 una corte de Tel Aviv reconoció que había una campaña de desprestigio promovida por Alexei Drobashenko, antigua mano derecha de Deripaska, para la que contrató investigadores privados y consultores de imagen que se encargaran de conseguir información que pudiera dañar a su contraparte. Por este proceso ya han sido juzgadas y condenadas 4 personas en Israel.