Cuando al cerebro no llega oxígeno, las neuronas comienzan a morir a un ritmo vertiginoso. Y eso es catastrófico para un tejido tan delicado. Más de 420.000 personas en España viven afectadas por este problema. No nacen con la lesión. Y tampoco se debe a una enfermedad cualquiera, en la mayoría de los casos. Un ictus o un accidente son los grandes causantes de esta afectación. El 26 de octubre fue el Día del Daño Cerebral Adquirido, colectivos, entidades, familiares y afectados luchan juntos por hacerse ver en la sociedad, reivindicando las necesidades de casi medio millón de personas.
¿Cómo se produce el daño cerebral adquirido?
Una persona puede nacer con lesiones y déficit en el desarrollo nervioso. Pero el daño cerebral adquirido no se produce como consecuencia de problemas de nacimiento. Existen cientos de razones por las cuales el suministro de oxígeno puede interrumpirse en el cerebro. En el momento en el que no llega oxígeno, las células nerviosas se ven sometidas a un terrible estrés. En cuestión de minutos comienzan a morir, destruyendo parte del tejido. Si no se recupera a tiempo, dicho tejido no lo hará jamás. La organización celular, las conexiones entre sí y la disposición de las neuronas son manifestaciones fisiológicas de lo que es cada persona. Además, es un tejido hiperespecializado, con muy poca capacidad de recuperación, en comparación con otras partes del cuerpo.
Por ello, en cuanto las neuronas comienzan a morir se dan profundos cambios en el cerebro muy difíciles o imposibles de revertir. La causa principal del daño cerebral adquirido es el ictus. Los ictus son accidentes cerebrovasculares provocados por un descenso brusco del transporte sanguíneo en el cerebro. La sangre transporta el oxígeno por todo el cuerpo y si no llega, el tejido morirá por asfixia. Los ictus pueden ocurrir por el "taponamiento" de un vaso sanguíneo o por la rotura de este, provocando una hemorragia interna. Entonces, la sangre no llega a su destino, provocando el daño cerebral adquirido. Otras causas son los traumatismos (provocados por accidente o agresión, por ejemplo) y la hipoxia (ahogamiento, asfixia...).
Consecuencias imprevistas
Aunque el cuadro clínico está muy estructurado, lo cierto es que cuando una persona es afectada por un ictus nunca se sabe qué consecuencias reales tendrá. Entre otras cosas porque nadie puede saber qué ha sido afectado. Podemos tener cierta idea según el área donde se haya dado la hipoxia, es decir, la falta de oxígeno. Por ejemplo, existen consecuencias motoras debido a que la parte del cerebro afectada era la parte del cerebro encargada de dirigir el movimiento de nuestros miembros. Una parte muy dañada en casos de ictus suele ser el área de Broca, encargada de algunas partes imprescindibles del lenguaje. También puede afectar a la corteza cerebral dedicada a transformar la memoria y almacenarla...
Las consecuencias del daño cerebral adquirido son imprevisibles pero muy graves
En el peor de los casos, siempre que el accidente cerebrovascular no llegue a ser letal, se puede caer en un estado de vigilia sin respuesta, más conocido como estado vegetativo. Otras consecuencias pueden ser la pérdida sensorial (vista, gusto, olfato), no llegar a sentir alguna parte de nuestro propio cuerpo, la hemiplejía o los cambios bruscos de humor. Como decimos, las consecuencias del daño cerebral adquirido son imprevisibles. Pero siempre muy graves.
El daño cerebral en números
Actualmente, según los datos recogidos por la Federación Española de Daño Cerebral (FEDACE), cada año se dan 104.071 nuevos casos. A día de hoy, unas 420.000 personas en España viven con las consecuencias del Daño Cerebral Adquirido. Las causas principales se deben al ictus y otros accidentes cerebrovasculares (un 78% de los casos). El resto es debido a golpes y traumatismos (20%) y otras causas (2%). Aproximadamente el 66% de los afectados son personas mayores que han sufrido de un accidente cerebrovascular; aunque entre los pacientes también hay gente joven y niños de todas las edades (unos 250 por cada 100.000 al año). Probablemente la cifra más inquietante sea la de ese 89% de personas afectadas que presentan una discapacidad y están impedidas para realizar las conocidas como Actividades Básicas de la Vida Diaria. Con estos números tras de sí, el daño cerebral adquirido supone una afectación grave y de peso en nuestra sociedad. Y muchas veces desconocida.
Luchando por conocer mejor el problema
Con el Día del Daño Cerebral Adquirido (#DiaMundialDanoCerebralAdquirido), tanto FEDACE como los colectivos adscritos a la federación tratan de concienciar a la sociedad. No sólo transmitiendo el conocimiento sobre el daño cerebral adquirido, sino la información necesaria para prevenirlo en el medida de lo posible. La vida sedentaria, la mala alimentación, el estrés y el uso de drogas son factores determinantes en la ocurrencia de accidentes cerebrovasculares. Una vida más sana supone alejar en gran medida la posibilidad de sufrir este tipo de afecciones. Pero, por otro lado, también es muy importante la formación de los profesionales.
Desde el año 2008 se está implantando el conocido como "Código ictus" en España. Este consiste en la creación de unidades de ictus en hospitales para intervenciones de urgencia. El tiempo en caso de un ictus es esencial. Por ello, en caso de que ocurra, cualquiera en el territorio español puede llamar al 112 y decir "ictus" para activar el protocolo. En cuanto un hospital que tiene una Unidad de Ictus recibe el aviso, se fleta un equipo de sanitarios preparado para realizar un diagnóstico y para tratar el ictus lo antes posible. Además, a continuación, los médicos de la unidad pueden iniciar un seguimiento neurológico del paciente con el que mejorar las expectativas de recuperación del paciente. Es muy importante que todo el mundo sea consciente de los protocolos existentes y tenga a mano la información necesaria. Pues un solo minuto puede suponer una diferencia vital.
El contenido de este comunicado fue publicado originalmente en la página web de Hipertextual