No es la primera vez que este murciano es pillado 'con las manos en la masa'. Tres han sido las ocasiones en las que se las ha tenido que ver con la ley. La primera, en 2007 cuando, con la confirmación de maquinas como los detectores de billetes falsos, fue detenido con más de 8 millones de euros en su haber. El segundo arresto se produjo cuatro años más tarde con 1,5 millones y, el último, el pasado mes de julio cuando le fueron incautados 1,5 millones ya terminados y 570.000 euros en proceso.
Más de una década es lo que Juan Pedro González pasó en su taller clandestino, ubicado en su propia vivienda, produciendo billetes falsos. Incontables horas de trabajo, pruebas y descartes que comenzaban al salir el sol y que no han cesado hasta el día de hoy, cuando este murciano ya es considerado por muchos como uno de los mayores falsificadores de dinero de nuestro país.
Sus billetes falsos de 10, 20, 50 y 100 euros circulaban ya por veinte países de Europa como si de auténticos se trataran, llegando incluso a saltar las alarmas del Banco Central Europeo. La entidad ya había mostrado su preocupación alertando a los centros de análisis anti-falsificación de los bancos nacionales como consecuencia del peligroso parecido de las réplicas con el dinero original y del interés que comprar billetes falsos había suscitado en ciertos sectores de la población.
Durante su última detención, Juan Pedro pidió disculpas a uno de los agentes y, posteriormente, sufrió un desmayo durante su traslado a dependencias judiciales. Junto a él, fueron arrestadas otras siete personas como presuntos pasadores. Encargados de introducir este dinero en el mercado, éstos habrían vendido los billetes con un descuento aproximado del 20% de su valor fiscal de manera que, por ejemplo, con diez euros se podía comprar billetes falsos de cincuenta.
En nuestro país son cada vez más las empresas que cuentan con detectores de billetes falsos como consecuencia del elevado número de billetes y monedas fabricadas de forma ilícita que tratan de hacerse un hueco en el mercado español. Medidas preventivas de elevada fiabilidad que, además de colaborar en la lucha contra delitos de estas características, otorgan tranquilidad a unos pequeños y medianos comercios que, gracias a ello, sienten más protegidos sus negocios.
